El Castillo de Ajloun, una antigua fortificación, se encuentra en el norte de Jordania. Su construcción data de hace más de 800 años y aún hoy el castillo se alza sobre una colina verde rodeada de bosques y olivares. Desde la cima se puede disfrutar de una impresionante vista del Valle del Jordán y de los pueblos cercanos. El castillo guarda mucha historia y relatos que se remontan a la época de los poderosos gobernantes árabes. Además, es fácilmente accesible: aproximadamente a una hora y media en coche desde Ammán. Es un lugar ideal para los amantes de la historia, la naturaleza y los hermosos paisajes.
La historia detrás de las piedras
El Castillo de Ajloun fue construido en el siglo XII por un general del renombrado líder Salah al-Din (Saladino). El propósito del castillo era defender la región contra los cruzados y vigilar las rutas comerciales que unían Jordania, Siria y Egipto. Sus gruesos muros y poderosas torres muestran cómo la gente protegía su territorio en la antigüedad. Al recorrer sus pasillos de piedra y subir a sus torres, casi se puede imaginar a los soldados que alguna vez custodiaron el valle desde allí.
Vistas que te dejan sin aliento
Desde lo alto del Castillo de Ajloun se puede ver una de las mejores panorámicas de Jordania. Las colinas están cubiertas de bosques verdes, olivares y pequeños pueblos que transmiten paz y tranquilidad. En los días despejados, el Valle del Jordán se extiende hasta donde alcanza la vista. El atardecer es el momento más hermoso para visitar: el cielo se vuelve naranja y dorado, y la luz hace brillar las murallas del castillo. Es un lugar perfecto para tomar fotografías y disfrutar de la belleza tranquila de la naturaleza.
Aventuras más allá de las murallas del castillo
El Castillo de Ajloun, con sus antiguas murallas, tiene mucho más que ofrecer para los visitantes. A poca distancia en coche se encuentra la Reserva Forestal de Ajloun, una amplia zona verde llena de árboles, flores y senderos para caminar. Es un lugar ideal para hacer senderismo y respirar el aire fresco de la montaña. En el camino de regreso, se puede detener en pequeños pueblos, conocer a la gente local y probar la comida casera jordana. La zona que rodea Ajloun es tranquila y natural, una escapada perfecta del bullicio de la ciudad.
Saborea el espíritu local
Después de recorrer el castillo, disfruta de un descanso y prueba los sabores locales de Ajloun. Los pequeños cafés cercanos sirven té con menta o café árabe con cardamomo. Para una experiencia gastronómica más completa, prueba los platos tradicionales jordanos como el mansaf o la carne a la parrilla, acompañados de pan recién horneado en horno de piedra. Comer mientras contemplas las colinas verdes hace que la experiencia sea aún más especial. La cálida hospitalidad de los habitantes locales te hará sentir como en casa.
Un viaje que vale la pena
Desde Ammán, se tarda solo una hora y media en llegar, por lo que es una excursión perfecta de un día para cualquiera que visite Jordania. Las carreteras hacia el castillo son panorámicas y atraviesan pequeños pueblos de montaña, lo que convierte el trayecto en parte de la aventura. Visitar Ajloun no es solo ver una antigua fortaleza, sino también sentir la historia, disfrutar de la naturaleza y descubrir un lado más tranquilo de Jordania. Es el tipo de visita que permanece en la memoria mucho después de haber regresado.
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